
Michelle Reynoso no fue solo una figura en la vida del icónico Rubby Pérez; fue su compañera en silencio, su refugio y la madre de su hija menor, Ana Beatriz.
Residente en Houston, Texas, Michelle vivía alejada de los focos, en un entorno discreto y familiar, compartiendo una cotidianidad emocionalmente cercana al artista.
Rubby, profundamente comprometido con su rol de padre y pareja, había modificado la fecha de su concierto para poder visitar a Michelle y su hija.
Ese acto de amor, sin saberlo, lo llevó al lugar del colapso fatal en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, sellando su destino de forma inesperada.
La noticia del suceso sacudió el corazón de Michelle. Sin pensarlo dos veces, voló a República Dominicana para acompañar a su hija en medio de la tristeza.
Su imagen, abrazando a Ana Beatriz en los actos fúnebres, se convirtió en símbolo de fuerza y ternura ante una ausencia irreparable.
A pesar de no formar parte del mundo del espectáculo, Michelle ha sido acogida con respeto y cariño por el pueblo dominicano.
Su dolor resonó en los corazones de quienes siguen lamentando la pérdida del legendario cantante, y de quienes han sido testigos del vínculo que unía a esa familia.
Michelle es también una reconocida diseñadora dominicana, aplaudida por sus creaciones de elegancia caribeña.


