
Entre las huellas que dejó, se destaca una propiedad que hoy representa más que solo un bien material. Ubicada en una exclusiva zona de Haina, esta casa era mucho más que un lugar donde vivir: era el refugio de un hombre que, más allá de ser una estrella, era un padre y esposo comprometido. En sus paredes residen años de momentos familiares y amistades construidas.
La vivienda, de diseño sobrio y majestuoso, ahora se convierte en el legado tangible de su vida, con un valor que trasciende lo económico. Rubby Pérez, consciente de su legado, había tomado todas las previsiones necesarias para asegurar que su familia tuviera estabilidad, incluso en su ausencia.
Hoy, esa propiedad no solo es un recordatorio material, sino un símbolo de amor, esfuerzo y dedicación. Es el testamento de un hombre que, a pesar de su éxito, siempre priorizó a su familia y dejó un legado que será recordado por generaciones.