
Haina, República Dominicana. Un silencio reverente envolvió el Polideportivo de Haina este domingo, mientras decenas de familias, aún marcadas por el dolor, recibían al presidente Luis Abinader en una misa cargada de emoción y simbolismo, dedicada a las víctimas del colapso de la discoteca Jet Set.
Desde el primer instante, el mandatario mostró cercanía y humanidad. Saludó uno a uno a los familiares, ofreció palabras personales de consuelo y se sumó a las oraciones por las 28 personas oriundas de Haina que perdieron la vida en el siniestro que ha estremecido al país.
El acto litúrgico, más que un ritual, se convirtió en una expresión colectiva de duelo y esperanza. En cada gesto, en cada mirada compartida, se sintió el peso de una tragedia que ya suma 226 víctimas, luego de confirmarse el deceso de una mujer costarricense que permanecía ingresada en el Hospital Marcelino Vélez Santana.
El presidente Abinader no fue el único rostro institucional presente. El general Juan Manuel Méndez, director del Centro de Operaciones de Emergencias, describió lo ocurrido como “el evento más grave” que ha enfrentado en sus 20 años al frente del COE, subrayando la dimensión histórica de la catástrofe.
Mientras la comunidad sigue de luto, este homenaje marca un punto de inflexión emocional. Se trató de una jornada de unidad en medio del dolor, donde se honró a quienes partieron y se ofreció respaldo visible a quienes quedaron con el vacío.
A partir de este encuentro, las autoridades reafirman su compromiso de acompañar a los afectados. El Gobierno, en conjunto con organismos de socorro, mantiene en desarrollo acciones de asistencia directa y apoyo psicológico, mientras continúan las investigaciones para determinar responsabilidades sobre la estructura colapsada.
La misa en Haina no solo rindió tributo a las vidas perdidas, sino que también funcionó como símbolo de fortaleza colectiva. Una comunidad herida, un país en luto y un llamado urgente a la prevención y la justicia, en memoria de cada rostro que ya no está.