En la madrugada del 8 de abril, la República Dominicana vivió una tragedia sin precedentes cuando el techo de la discoteca Jet Set colapsó, causando la muerte de al menos 231 personas.
Entre las víctimas se encontraban figuras cercanas al presidente Luis Abinader, como Eduardo Guarionex Estrella Cruz y su esposa Alexandra Grullón Segura, quienes habían sido parte importante de su vida personal y pública.
Con una voz quebrada, el presidente compartió cómo, al recibir la noticia de la emergencia, no imaginó la magnitud del desastre. La llamada de auxilio, que inicialmente parecía ser solo otro incidente, terminó por revelarse como un evento devastador en el que amigos cercanos también perdieron la vida.
La pareja, que representaba a una nueva generación de líderes comprometidos con el país, había estado casada por menos de un año.
El dolor fue aún más profundo al saber que ambos, Eduardo y Alexandra, eran parte de familias prominentes que ahora enfrentan una pérdida irreparable.
El luto se ha sentido a lo largo de todo el país, pues esta tragedia tocó a todos los dominicanos.
La desaparición de estos jóvenes y otros más refleja la fragilidad de la vida, recordando que, aunque se trate de figuras públicas, las pérdidas más grandes son las de los seres queridos, aquellos que se quedan con un vacío imposible de llenar.
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