
Santo Domingo. En un abrir y cerrar de ojos, lo que comenzó como una noche de música y alegría se transformó en una pesadilla.
A las 12:45 de la madrugada, mientras el público disfrutaba del merengue en la discoteca Jet Set, el techo del local cedió de manera inesperada, dejando a los presentes atrapados en una masa de escombros y caos.
Misael Abreu, quien por años fue pianista de Rubby Pérez, estuvo entre los afortunados sobrevivientes de la tragedia. A pocos minutos del colapso, mientras interpretaba el tema Fiesta para Dos, notó algo extraño en el techo, pero continuó tocando.
«Pude percibir minutos antes, cuando comenzó a caer el borbillo, cuando cae la loseta se rompe y la gente empieza a dispersarse«, recordó Misael, con voz entrecortada.
Cuando el grupo comenzó a prepararse para la siguiente canción, Color de Rosa, Misael sintió una sensación extraña.
Al pedirle el iPad al bajista, se movió de su lugar, justo antes de que el techo cediera por completo. «Yo hago como una explosión«, describió el pianista sobre el momento del colapso.
Entre el polvo y el caos, Misael escuchó los gritos desesperados de quienes aún luchaban por sobrevivir. En medio del caos, la hija de Rubby Pérez, entre sollozos, gritaba angustiada: «¡Ay, se mató Chican!«, lo que dejó al pianista aún más impactado.
«Escuché voces, mujeres gritando, y todo lo que podía pensar era en salir«, expresó Misael con emoción palpable.
Herido, logró llegar hasta una de las salidas de emergencia, solo para encontrarse con que la puerta estaba cerrada con llave. Con la ayuda de personas desde afuera, logró escapar y caer en la acera, dándose cuenta de la magnitud de lo ocurrido.
«Cuando caí en sí, agradecí estar vivo, pero crucé la calle y vi a la gente corriendo. Pensé: ‘hay como 400 muertos’, y solo quería que la gente se moviera«, relató con angustia.
Aunque la tragedia lo marcó profundamente, Misael ha decidido no abandonar los escenarios, aunque ahora busca un tiempo de reflexión con su familia, quienes le brindan el apoyo necesario para superar la pesadilla vivida.
«Lo único que pedí fue no morir allí. Pensé en mi hijo, en mi esposa«, concluyó el pianista, quien aún no puede olvidar los momentos que marcaron su vida para siempre.
